Sofi y su clarinete: una historia de pasión que ya resuena en su alma
- Johnatan Marín
- 10 dic 2024
- 3 Min. de lectura

Sofía Vélez Vargas encontró en la música un refugio y una pasión que la ha acompañado por más de la mitad de su vida. Desde su primera aproximación a los sonidos, este arte se convirtió en una herramienta de autodescubrimiento y una ventana a nuevas experiencias. Su inicio en este mundo artístico fue casi por casualidad, impulsado por el interés de su hermano en tocar la trompeta: “Después de eso, mi mamá se animó a meternos a los dos a la Red de Música y, desde ese día, estoy aquí. Me gustó mucho”, relata con una sonrisa.
Hoy, con tan solo 16 años, Sofía lleva 7 dedicada al clarinete, un instrumento que se ha convertido en una extensión de su personalidad. La joven describe con entusiasmo lo que significa para ella: “Me gusta mucho el sonido que proyecta y que es un instrumento muy versátil. Se puede utilizar en cualquier tipo de música, tanto sinfónica como parrandera o colombiana. Es muy divertido tocarlo”. Este apego no es casualidad; el clarinete le ha permitido expresar emociones profundas y conectar con los ritmos que la inspiran. Entre ellos, la cumbia ocupa un lugar especial: “Es mi favorito porque en este ritmo el clarinete cobra un protagonismo único, mostrando todo su potencial y me permite transmitir sentimientos a través de cada nota”.
Pero la música es más que un hobby para Sofía. Ha sido una herramienta de transformación personal y social que le ha permitido desarrollar habilidades que van mucho más allá de lo técnico. “Me ha permitido conectar con muchas personas y mejorar varias cosas de mí misma”, comparte con humildad. A través de las melodías, Sofía ha fortalecido su confianza, su capacidad para trabajar en equipo y su aprecio por la diversidad cultural. Este viaje musical también le ha enseñado la importancia de la disciplina y la dedicación, dos valores que aplica en todas las áreas de su vida.
Actualmente, Sofía forma parte de dos agrupaciones principales de la Red de Música: la banda principal y la banda sinfónica juvenil. A través de estas experiencias, ha tenido la oportunidad de viajar, representar a su comunidad y vivir momentos inolvidables que han marcado su vida. “Este año fuimos a Valparaíso y a Anzá. Con la sinfónica juvenil, incluso estuvimos en un concurso en Anapoima. También hemos ido al Peñol, hemos tocado en la Feria de las Flores y en la Terminal del Sur. Ha sido una experiencia muy buena porque nos permite salir a muchos lugares, conocer personas y tocar frente a todo tipo de público”, dice con emoción.
Cada uno de estos viajes han sido oportunidades para conocer nuevas culturas, aprender de otros músicos y reafirmar su amor por el arte. La experiencia de tocar frente a públicos diversos también le ha dado la capacidad de enfrentar retos y superar el miedo escénico. Según Sofía, estas vivencias le permiten mejorar como clarinetista y crecer como persona.
Para Sofía, la Red de Música, además de ser el lugar donde se puede aprender a tocar instrumentos, es una comunidad que impulsa a sus participantes a soñar en grande, a descubrir sus talentos y a desarrollarse integralmente. “Cada vez que mencionan la Red de Música, me siento muy orgullosa de pertenecer a este programa que ha ayudado e impulsado a tantos niños, niñas, jóvenes y adolescentes. También me da mucha felicidad saber que hago parte de un proyecto tan lindo de la ciudad que le apuesta a la cultura y el arte”, afirma con una sonrisa.
Y aunque por ahora la música es solo un pasatiempo, Sofía sabe que este arte siempre tendrá un lugar especial en su vida. “Es una parte esencial de mí, una manera de conectarme conmigo misma y con mi entorno de formas que nunca imaginé”, reflexiona.







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